Un par de cómics para leer durante el verano
En estos días de verano, leer debería ser una prioridad para
todos. Estos días nos ceden un tiempo del que, salvo en contadas ocasiones,
muchos no disponemos con frecuencia. Y el cómic es una opción como cualquier
otra. Estos son dos ejemplos de tebeos que no suelen fallar.
Chinos andaluces en Andalucía
No terminamos de entender que algunas personas que lucen
rasgos orientales son españoles, hablan un perfecto castellano con el acento
que corresponda, comen jamón y votan en las elecciones. Son los auténticos y
genuinos chinos cañí.
Quan Zhou Wu nació a bordo de un taxi en Algeciras aunque
eso de viajar gratis toda la vida queda para los que lo hacen en un barco o en
un avión. Los de los taxis pagan como cualquier hijo de vecino. Se crio en un
pueblo de la Costa del Sol malagueña. Dibuja más que bien y tiene un
desarrollado y maravilloso sentido del humor. Tanto es así que decidió publicar
un cómic para contar su vida. Y, de paso, la de sus familiares y conocidos: ‘Gazpacho
andaluz, una autobiografía chino-andaluza’ (Astiberri, 2015).
Nos encontramos con una realidad muy china. Los padres de la
dibujante son el arquetipo de inmigrante chino, ese que todos tenemos en la
cabeza. La madre quiere casar a sus hijas con un chino adinerado, quiere que
coman comida china; quiere ganar más dinero que nadie, sufrir más que
cualquiera y ser la más trabajadora (para presumir de ello y eso). Pero,
también nos encontramos con una exageración andaluza superlativa al narrar y al
dibujar. La autora es una china española de los pies a la cabeza.
Las cosas que cuenta Quan Zhou Wu son divertidísimas. Amores
y desamores de adolescentes; desastres adolescentes; estúpida rebeldía
adolescente o la muerte de un hámster a manos de una preadolescente. Muerte
accidental, todo hay que decirlo. Y las cosas de las madres. También las
cuenta, sí.
‘Gazpacho andaluz, una autobiografía chino-andaluza’ se lee
muy fácil, con una sonrisa. Ayuda a comprender algo mejor a los chinos que
tenemos instalados en nuestra sociedad desde hace ya muchos años. Y a los
andaluces, también.
El mundo a ritmo de jazz
Los años 30 estuvieron marcados por el creciente fascismo en
Europa; por la Guerra Civil en España; por las dificultades económicas y el ‘New
Deal’ de Franklin D. Roosevelt, por el creciente antisemitismo que terminaría
con el Holocausto más perverso y terrible que pueda nadie imaginar. Y por la
música jazz. El jazz influiría decisivamente en el desarrollo de las
sociedades. Por ejemplo, la segregación en Norteamérica comenzó a ceder en
favor de la igualdad entre negros y blancos dado que los escenarios comenzaron
a llenarse de músicos y cantantes inigualables.
‘Fats Waller’ es un cómic extraordinario. El personaje
principal es Thomas ‘Fats’ Waller, un músico irrepetible que hizo bailar y
disfrutar de la música a millones de personas en todo el mundo. Desde un
cardenal católico hasta el presidente de EE. UU.; desde Picasso a Marlene
Dietrich. La música de ‘Fats’ Waller era reconocida en cualquier lugar, en cualquier
estrato social.
Por las viñetas diseñadas y dibujadas por Igort pasan
personajes como Louis Armstrong, Earl Himes o Art Tatum. Se logra intuir el
tono que se vivía en la época gracias a que el dibujante aleja el foco y deja
que veamos con amplitud. Así, de paso, el ritmo del relato se hace más pausado.
El tono sepia de las páginas nos arrastra a esa década que tanto cambió el
mundo.
Los textos de Sampayo son exactos y nos invitan a conocer a
los personajes en su esencia con muy poca cosa. Sampayo sabe de lo que habla en
este trabajo y se siente como pez en el agua.
La edición de Sins Entido es fabulosa. Más cuidada es
imposible.
La figura de Thomas ‘Fats’ Waller es irrepetible. Su música
fue escuchada por mucha más gente de la que la suposición más favorable pudiera
hacer. ‘Fats’ Waller murió congelado en el vagón del tren en el que viajaba
solo. Un fallo en el sistema de refrigeración fue la causa. El bueno de ‘Fats’
estaba como una cuba y no pudo reaccionar ante la bajada intensa de la temperatura.
Asesinatos, huidas, planes malévolos, golpes del destino,
mujeres fatales y música jazz, rezuman en cada viñeta. Este es un tebeo que
puede leer cualquiera con la garantía de que gustará. Es delicioso.
G. Ramírez
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