Tres libros imprescindibles durante el verano
El verano es tiempo de calor y de
lectura a la sombra de un árbol, es tiempo de ocio y de ratos a solas con un
libro entre las manos. Eso que tanto anhelamos durante el resto del año ocurre
en verano. Y casi siempre a solas, disfrutando de lo que somos y queremos
llegar a ser; o acompañado por un buen libro.
Tres primeras recomendaciones
para este verano que ya está aquí.
Me habían hablado de la
intensidad de esta novela, de la construcción de los personajes que hace con
maestría su autor, de la empatía que se produce en el lector desde el primer
párrafo. Me habían advertido de algo tan sencillo como que me postraría ante ‘La
uruguaya’. Sin remedio. Y así ha sido.
‘La uruguaya’ es una novela del
argentino Pedro Mairal. Utiliza un narrador personaje (lo que se conoce como
primera persona) y, así, evita filtros narrativos. La intención de ese narrador
la conocemos desde muy pronto: está confesando ante su mujer. Lucas Pereyra es
escritor, tiene un hijo con su esposa y conoció a Magalí Guerra, una mujer
mucho más joven que él, en un festival literario en Uruguay. La vida de este
personaje ha cambiado radicalmente y se lo va contando a su mujer. Y, de paso,
a los lectores que quedan prendados de una prosa ligera, divertida, chispeante
y muy inteligente.
Mairal se lanza a explorar
territorios diversos que van del amor a la traición; que pasan por el fútbol,
por el engaño, por la fantasía del que tiene imposibles en la cabeza. Mairal
compromete a su personaje con algo tan normal como enamorarse. Y el lector
siente como suya la aventura despiadada y desastrosa de Pereyra.
Los personajes van creciendo a
medida que vamos sabiendo cómo enfrentan cada aspecto de la realidad. Mairal,
de forma inteligente y honesta escapa de construir inventarios con
características, rasgos o ademanes que no dicen nada. Al contrario, deja que
sus personajes vayan creciendo cuando el lector puede ver y sentir lo que se le
sugiere. Y carga gran parte de esa magia sobre el personaje principal. En
realidad, el escritor Pereyra nos dibuja lo que forma su realidad con trazo
fino y delicado aunque ese universo sea hostil, correoso y peligroso.
El sexo tiene un espacio enorme y
fundamental reservado en el relato de Pedro Mairal. Y el suspense. Tal vez, el
éxito de esta breve novela reside en que los ingredientes que utiliza el autor
son los mismos que podría utilizar un escritor de best seller aunque de una forma sorprendente que rebosa calidad
literaria, una experimentación con el lenguaje que arrastra a la zona más
formidable de la escritura creativa, una expresividad monumental que se
enfrenta a la descarga de información que no deja espacio al lector.
El espacio, el tiempo narrativo,
los tempos, unos diálogos frescos y sugerentes y una forma de narrar que
permite una lectura apasionada aunque de reposo obligado, son algunas características
que convierten ‘La uruguaya’ en un agradable descubrimiento.
Llega el verano y esta es una
opción extraordinaria para pasarlo bien.
Calificación: Hipnótica,
sorprendente, atractiva.
Tipo de lectura: Divertida,
obligada.
Tipo de lector: Cualquiera que
quiera descubrir qué es la literatura.
Argumento: La realidad es
indómita. Y nada es lo que parece. Aunque, tal vez, sí.
Personajes: Perfectos.
¿Dónde puede leerse?: Cualquier
lugar es bueno aunque debe ser antes de meter la pata.
'El Gran Gatsby'
Hay novelas que, siendo obras
maestras, no terminan de gustar entre el gran público. Unas veces porque los
tonos y los alientos son excesivos para el lector medio; otras porque la
exigencia a ese mismo lector es extraordinaria y se le pide que realice un esfuerzo
reflexivo que no todo el mundo está dispuesto a realizar; en muchas ocasiones
y, curiosamente, en los lectores creen que les han dado gato por liebre y que
eso que les han vendido como gran novela es un texto simplón y vacío. El caso
es que para algunas grandes novelas, los espacios que pueden ocupar son
especialmente reducidos.
‘El Gran Gatsby’ es un relato que
se suele leer mal, que se mira como la fotografía de una época llena de
frivolidades y terrenos superficiales. Poco más que no fuera eso. Eso o pobreza
y miseria de muchos contrapuesta a una vida extravagante, en todos los
sentidos, de unos pocos. No hace falta decir que una lectura correcta del texto
proporciona una de las experiencias literarias más atractivas que puede
imaginar un lector cualquiera.
Como siempre sucede en la
literatura del siglo XX, la clave, lo que no podemos pasar por alto, es el
punto de vista o, lo que es lo mismo, el narrador utilizado. Este artefacto
literario es fundamental. Porque todo narrador tiene una intención y en el caso
de ‘El gran Gatsby’ es esa intención lo que articula y condiciona toda la
novela. Scott Fitzgerald hace un despliegue técnico deslumbrante alrededor de
su narrador. Es impresionante.
Nick Carraway es el narrador
personaje que nos contará la historia pasada y presente de Jay Gatsby. Pero lo
hará (no seré muy explícito para no desvelar aspectos fundamentales de la
trama) ocultando todo un campo semántico con el fin de no desvelar todo aquello
que tenga que ver con su propia sexualidad y con la del resto de personajes. No
le interesa y hace regates sin esconderse. Esto es algo vital puesto que, sin
mentir, Nick ocultará aspectos para que la lectura se modifique radicalmente.
El texto se inunda de detalles a tener en cuenta. Por ejemplo, el nombre de
pila de Gatsby, Jay, ¿no se parece en exceso a gay? ¿Es casualidad? ¿Tiene algo
que ver con el perfil del personaje? De estos hay muchísimos y obligan al
lector a estar atento, a no dejar de mirar con atención.
Por otra parte, cualquier recurso
posible es utilizado por el narrador para decir sin ser explícito, para
sugerir. En este sentido, Scott Fitzgerald es honesto y respetuoso con el
lector, entrega todo el espacio posible, sin apreturas, sin empujones.
Es cierto que la novela se
salpica con personajes extravagantes, con fiestas disparatadas, con historias
de amor imposibles o con materiales narrativos que buscan el suspense y una
tensión más que apetitosa; pero eso no deja de ser anecdótico. Lo importante,
lo fundamental, llega desde la voz narrativa.
El relato se desarrolla bien y se
resuelve mejor. E incluye una de las elipsis mejor construidas de la historia
de la literatura (Nick sale de una fiesta en compañía de un fotógrafo al que
acaba de conocer y...).
Imprescindible, monumental,
maravillosa.
Las adaptaciones al cine son
bastante flojas. Las lecturas del texto original son superficiales, muy
literales. En 1974, Jack Clayton filmó una versión a la que aportó su partitura
el grandísimo Nelson Riddle. Tal vez, por escuchar esa música merece la pena
echar un vistazo a la película. En 2013, Baz Luhrmann rodó una chapuza
monumental y la partitura de Craig Armstrong hizo que el desastre fuese
definitivo.
Calificación: Extraordinaria.
Tipo de lectura: Atenta,
sorprendente.
Tipo de lector: Interesados en la
literatura que deja poso.
Personajes: Redondos.
¿Dónde puede leerse?: Tumbado
junto a la piscina, imaginando…
'La Muerte de Ivan Ilich'
‘La muerte de Iván Ilich’ es la
novela de personaje más arquetípica de todas las que se han escrito jamás.
Desde la primera frase, todo lo que leemos busca construir a Ivan Ilich, al
personaje principal, con exactitud. Sabemos cómo es físicamente y sabemos cómo
piensa y cómo evoluciona su forma de enfrentar la realidad. Construir al
personaje es lo que da sentido a la narración y, por ello, se utilizan
vehículos de gran solvencia que apuntalan la narración hasta convertirla en
obra maestra.
Un primer elemento técnico lo
podemos tomar como si fuera una clase de escritura creativa. Tolstói utiliza un
narrador no identificado con el que puede indagar en la consciencia del
personaje. Es el único narrador posible para contar esta historia. La anécdota
es que Tolstói comenzó utilizando un narrador personaje, el propio Iván Ilich,
pero pronto se dio cuenta de que un personaje en su situación no sería capaz de
narrar buena parte del relato. No siempre el narrador en primera es la mejor de
las opciones para evitar el filtro de una voz narrativa distinta. Además,
cualquier otro narrador diferente, hubiera convertido la nouvelle de Lev Tolstói en otra cosa distinta.
La muerte es otro de los
elementos fundamentales de la novela. ¿Qué es la muerte? ¿Qué supone para el
que se aproxima a ella irremediablemente? ¿Y para los que quedan vivos? ¿Es
algo tan negativo y horrible como se ha dicho siempre o supone el fin del
sufrimiento? En esta novela es fundamental la muerte y cómo ha de tratarse a
los enfermos que están esperando a morir.
La crítica social también soporta
buena parte de la estructura narrativa. Todo sirve para construir al personaje
principal. Incluidos los que llamamos actantes. Un actante es todo aquello que
aparece en la narración y sirve para iluminar al personaje principal. Bien
puede ser un escenario, bien un objeto o cualquier otro personaje. En el caso
de ‘La muerte de Iván Ilich’ el sirviente Gerasim o la familia de Iván son
claros ejemplos. Este es el elemento técnico que en la literatura actual tiene
una importancia vital. Por ejemplo, el correlato objetivo procede de estas
primeras novelas en la que los actantes ya funcionaban a pleno rendimiento.
La novela está inspirada en un
hecho real que conoció Tolstói a través de su hermano. Le conmocionó tanto que
decidió escribir sobre ello. Es una muestra de cómo la experiencia, propia o
vicaria, es motor creativo para grandes escritores.
Tolstói escribía muy, muy, bien.
Es verdad que sus injerencias autorales eran monumentales (el caso de ‘Guerra y
Paz’ es paradigmático), pero su técnica fue siempre extraordinaria. Este
relato, sin ser el más popular, es magnífico y debe tener un hueco reservado en
cualquier biblioteca del mundo.
Calificación: Obra de arte.
Tipo de lectura: Pausada, inquietante,
esclarecedora.
Tipo de lector: No existe un solo
lector que pueda dar la espalda a un relato como este.
Personajes: Perfectos, en
construcción constante.
¿Dónde puede leerse?: En casa,
con un buen café sobre la mesa.
G. Ramírez
0 comments